Por mucho que no vea tele, que me salte los anuncios impresos, que no escuche radio ni deje apenas margen para que los publicistas me digan en qué gastar el dinero, uno a veces igual se encuentra con avisos por la calle, con eslóganes tan violentos e indignantes que no se pueden pasar por alto.
Ayer, dando un paseo con Marisa, me dijo "mira, ¿ves el anuncio?". Y me quedó dando vueltas... no sé si por lo explícito del mensaje o por el tipo de personas a quien va dirigido.
Frente a mi edificio en Providencia aún está el anuncio de la señora feriante con dos bolsas, una en cada mano, y en letras grandes dice "Es rico dejar de ser pobre"
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