lunes, 18 de abril de 2011

carlos

Al fin estrenaron Carlos, la última mega película de Olivier Assayas.
Concebida en algo más de 5 horas, cuya distribución será mayormente en episodios como mini serie para la televisión, el corte de 2 horas y 45 minutos que dura la versión que han programado en cines -apenas dos en Madrid- se me pasó volando, me dejó gusto a poco, con ganas de ver las 5 horas seguidas (y más si las hubiera) y es una prueba más del inmenso talento del director francés, que en esta ocasión rodó, como ha hecho antes aunque no con tal despliegue como en esta peli, en varios países y varias lenguas.
La vida extrema de uno de los terroristas más buscados y temidos durante los setentas y hasta la caída del muro de Berlín, "Carlos" Ilich Ramírez -un guerrillero venezolano por la causa palestina, un rock star que en lugar de hacer solos de guitarra ponía bombas, un idealista consumido por su vanidad, un asesino que desprecia ante todo la traición, aún cuando él se traicione a sí mismo, un mito forjado en su propia mente megalómana, una existencia al margen de todos y de todo, un intruso en el mundo, pero en su mundo-, quien en la primera parte de la peli le dice a una noviecilla: "Se acabaron las palabras, es hora de entrar en acción".
Con diferencia, y desde hace meses, lo mejor de la cartelera comercial.