La película comienza con un Ferrari dando vueltas en círculo y acaba con el protagonista (Stephen Dorff) bajándose del mismo y abandonándolo para echarse a andar por una carretera. Ok, es un poco spoiler, aunque no es la clase de filmes que se agotan en su argumento, tampoco es El auto fantástico, así que no hay problema, sin embargo creo que sirve como resumen, o más bien como metáfora de la trama. Lo demás es un cine que versa sobre el vacío que ocupa –que llena- los instantes de vida de un actor de Hollywood durante la promoción de una película y, como contrapunto, la compañía de su hija preadolescente (Elle Fanning) quien, sin duda, ya adolece y tanto más adolecerá en el futuro.
Todas las películas de Sofía Coppola me han gustado, desde la inquietante Las vírgenes suicidas, pasando por su hit Lost in traslation, hasta -cómo no- la bella, hipnótica, divertida y popera María Antonieta.
Y esta Somewhere, que con más de un año de retraso llega a la cartelera española, tiene todos los ingredientes que la directora mejor sabe mezclar: el desarraigo geográfico pero, sobre todo, emocional de personajes desfasados, aburridos consigo mismos, y la vacuidad vital de ricos y famosos pero sin caer en lugares comunes o discursos moralistas del tipo "pobre ricachón", debido seguramente a que es la misma sensación que Coppola, al ser tan ineludiblemente hija de, lleva experimentando –que conoce- desde su más tierna infancia, en un trasunto autobiográfico que, combinado con una puesta en escena de planos delicados y colores brillantes, muestra la vida sin brillo de seres que la directora acompaña, cuida, está con ellos y –se nota, se agradece- quiere desde sus entrañas.
Tal vez por eso resultan también entrañables. Y una sala desocupada, un pasillo de aeropuerto o una habitación de hotel pueden contener más vida en sus películas, más verdad que, no sé, una casa de pueblo repleta de familiares italianos hablándose a los gritos.
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