Es imposible partir de cero en la vida.
Dejémonos de patrañas.
Sin embargo, nos la pasamos buscando formas de hacerlo, de poner en las condiciones iniciales a un sistema (el propio), a nosotros mismos, lo cual es válido en matemáticas, en computación, pero no en la naturaleza, y menos en la humana. No obstante, en lugar de aceptar esto, nos empeñamos en restablecer ciertos aspectos que, en determinado momento, imaginamos consustanciales a nuestra persona y que, por diferentes motivos, con el tiempo, hemos cambiado, tergiversado, adulterado, traicionado o erradicado. Algo así como volver al seno materno cuando ya es demasiado tarde.
Pero ¿cuál es el origen al que inútilmente guiamos nuestros pasos cuando nos vemos enfrentados a partir de cero? ¿Cuál es esa esencia que perseguimos? ¿Adónde la buscamos? ¿Qué encontramos en el camino? ¿Con qué nos quedamos? A veces abandonamos la búsqueda o ésta queda sin efecto al encontrar algo que quizá no buscábamos pero que nos satisface y acaba convirtiéndose en la mejor respuesta posible y, sin querer, o inconscientemente en la mayoría de los casos, nos exponemos a que vuelva ocurrir un desbarajuste tal que nos empuje, de nuevo, a pensar en resetearnos.
¿Por qué se da este comportamiento (este instinto)? Por poner, supongo, un poco las cosas en orden después del caos. Y cuando lo conseguimos, nos aferramos a ese orden, aunque desde el comienzo no nos pertenezca, aunque no lo sintamos como auténtico, porque lo auténtico se revela ante nuestra percepción, muchas veces, como lo ideal, lo utópico, como aquello que no somos ni seremos pero deseamos ser más que nada en el mundo.
De este modo emprendemos una absurda carrera por alcanzar a ese que corre siempre en frente nuestro y que, al mismo tiempo, somos y no somos, porque ¿quién puede asegurar que nuestra biografía positiva, la comprobable, sea más real que aquella que anhelamos, aquella que habita nuestras fantasías más profundas y, en el fondo, sentimos que tanto mejor nos define?
"todo nuevo orden engendra desorden" dice Peter Handke, aunque la palabra engendra no me gusta tanto, quizás necesita u origina, no se, no encuentro la palabra ja
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