Hace casi un año, después de recorrer y “experimentar” Ámsterdam durante unos días, me pasé una vez más por esa ciudad-objeto-de-mi-deseo que es Berlín y que se encuentra a tan sólo unas pocas horas en tren desde la capital holandesa. A disfrutar una semana o así del frío prenavideño alemán. Y aproveché también de regresar a la compacta pero gran librería –una de mis favoritas- Modern Graphics, ubicada en la popular calle Oranienstraße. Embriagado entre tanto cómic y novelas gráficas, y con un presupuesto personal más que limitado, compré apenas un par libros. Uno lo regalé, Clumsy de Jeff Brown, y el otro me lo traje a Madrid y se convirtió en una de los mejores libros –gráficos o no gráficos, de cualquier tipo de género- que leí en mi vida. Esa onda. Además, acababa de publicarse. Me refiero a Asterios Polyp, la primera y magna obra escrita y dibujada por David Mazzuccheli.
La edición estaba en inglés y pensé que mejor así, leerla en su idioma original, sin contar con que seguramente demoraría en ser traducida y publicada en español, lo cual, por cierto, acaba de suceder estos días gracias a la editorial madrileña Sins Entido, y es apropósito de esto mismo –del feliz recuerdo de esta lectura y de la feliz noticia de su publicación en España- que escribo estas líneas.
La primera vez que leí un libro ilustrado por Mazzuchelli fue Ciudad de Cristal, adaptación de la novela de Paul Auster. También fue la primera vez que leí una novela gráfica, al menos bajo esta denominación. Antes, de niño y no tan niño, había leído, entre otros, Oliver Twist de Dickens, por ejemplo, en una magnífica versión con viñetas tipo cómic que tenía mi padre cuando no existía una categoría oficial para referirse a este género. Pero lo cierto es que a partir de Ciudad de Cristal mi interés por estos libros anfibios se disparó y me puse a leer y a conseguir todo cuanto pude. Hasta –me sabe mal decirlo, pero qué diablos- saqué adelante la edición de Road Story, considerada (discutiblemente, por supuesto) como la primera novela gráfica chilena, hecha por el gran Gonzalo Martínez sobre un cuento del mismo nombre escrito por el gran Alberto Fuguet. Y bueno, editada por mí y publicada a través de Alfaguara. Lindos recuerdos…, en fin.
Pero a lo que voy.
Mazzuchelli.
David Mazzuchlli, el estadounidense que se había dado a conocer más por sus adaptaciones (Batman, Daredevil… ambas de Frank Miller) y colaboraciones que por obras cien por ciento propias… Hasta hora, claro.
Asterios Polyp le llevó como 10 años, y no me parece que sea demasiado tiempo.
Asterios Polyp se llama el protagonista de la historia, un pragmático, misógino, engreído y súper estructurado arquitecto que ejerce de académico, premiado por sus libros de teoría, pero que nunca construyó nada concreto.
Todo comienza con un incendio en el edificio donde él vive. O quizá mucho antes. Pero es a contar de este episodio que se desencadena una serie de hechos que harán que la vida de Asterios Polyp de un vuelco radical.
Creo que como sinopsis argumental, es suficiente. El resto es literatura. O plástica. O las dos cosas. Y mucho más, desde luego. Una obra de arte. Una declaración de principios épica y estética, con una moral cercana a la de Clint Eastwood en cuanto a la composición, defensa y cariño por sus personajes y a nadie que yo conozca en cuanto a la notable búsqueda y experimentación gráfica que exhibe Mazzuchelli a lo largo de estas casi 350 páginas de puro goce, inteligencia, sentido del humor y del ritmo, de rigor artístico y de unos diálogos dignos de la más alta narrativa.
Leer un volumen como éste es distinto a leer una buena novela, distinto a leer un buen comic y distinto a leer, incluso, una buena novela gráfica… Creo que Mazzuchelli va más allá de toda clasificación y con Asterios Polyp ya puede descansar en paz, aunque quizá, quién sabe, dentro de otros 10 ó 20 años volvamos a toparnos con una obra de semejante magnitud. Cruzo los dedos.
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